miércoles, 5 de junio de 2013

DÍA 5. EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE GENEROSIDAD



I

Fijemos hoy los ojos del alma en esta especial virtud del Sagrado Corazón. Su generosidad ha sido para con nosotros tan grande, que ni mayor puede ya exigirla ni concebirla nuestra imaginación. Todo, todo, hasta sí mismo, nos lo ha dado generosamente el Sagrado Corazón de Jesús. Mientras vivió en carne mortal, se empleó todo en servicio del hombre; por él obró sus milagros, hizo su predicación, fatigóse, sudó, derramó lágrimas y sangre.

   Acercábase la hora de su Pasión, y después de haberse empleado todo por el hombre, inventó un milagro especial para poder darse a él en su verdadero Cuerpo y Sangre por medio del Santísimo Sacramento.

   ¿Podría dar otra cosa? Sí, todavía otra cosa. Vio al pie de la cruz a una mujer Madre suya, y aun de ella nos hizo al morir, generoso legado. ¿Quedábale aún algo que dar? Unas pocas gotas de sangre quedaban en su Corazón, y ya difunto, permite que se lo rompa un soldado, para que ni éstas dejen de derramarse en provecho nuestro. Aun hoy se nos da a todas horas en nuestros altares, a todos sin distinción, dispuesto siempre a ser generoso hasta con los más ingratos.

   De modo que por su inefable generosidad, es nuestra su doctrina, es nuestra su propia Madre, son nuestros su Cuerpo y Sangre, es nuestro su cielo. Sí, porque después de habérsenos dado por maestro, por alimento y por redención, quiere por toda la eternidad ser El mismo, y no otro, nuestra recompensa. Es su divisa; todo por el hombre y para el hombre.

   ¡Oh generosidad inmensa de tan generosísimo Corazón!

   Medítese unos minutos.



II

¡Cuán distante se halla de corresponder a esta sublime virtud del Sagrado Corazón de Jesús, el mezquino corazón mío! El suyo es todo generosidad; el mío es todo egoísmo. Tal vez sirvo a Dios, es verdad; pero midiendo y escatimando mis servicios, por temor de hacer siempre demasiado. Cuando no me liga precepto de pecado mortal, bástame eso quizá para creerme ya desobligado, Paréceme que amo ya lo suficiente cuando no agravio, o que soy ya el mejor de los amigos cuando no soy un traidor.

   ¿Qué hago por quien tanto hizo por mí? Cualquier sacrificio se me hace imposible; cualquier respeto humano basta para detenerme. Y cuando me resuelvo a hacer algo por mi Dios, ¿es desinteresado mi servicio?  ¿Qué haría si no me amenazara El con el infierno?  ¡Ah! Tal vez el mismo cielo no tuviera para mí bastantes atractivos.

   ¡Oh criado vil, que sólo sirve por temor o por la paga! ¡Oh ! diré con la Imitación "¿Cuándo habrá uno, oh Señor, que se preste a serviros de balde?"

   Yo he de ser, ¡Jesús mío!, yo he de ser. Seré generoso, ¡oh buen Jesús!, no me limitaré a lo que manda vuestra ley, sino que me extenderé a todo lo que conozca ser de vuestro mayor agrado. Tomadlo todo de mí, ¡oh buen Jesús, cuerpo, alma, salud, fuerza, libertad, honra, intereses, vida.

   De todo os hago don, y en todo quiero seáis Vos única y exclusivamente servido.


   Medítese., y pídase la gracia particular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario